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Voto digital e IA para evitar fraudes y garantizar la transparencia electoral

La Argentina vive hoy unas elecciones que no solo reconfigurarán el mapa legislativo, sino que pondrán a prueba -una vez más- la modernización u obsolescencia de nuestro sistema electoral, con ...

Voto digital e IA para evitar fraudes y garantizar la transparencia electoral

La Argentina vive hoy unas elecciones que no solo reconfigurarán el mapa legislativo, sino que pondrán a prueba -una vez más- la modernización u obsolescencia de nuestro sistema electoral, con ...

La Argentina vive hoy unas elecciones que no solo reconfigurarán el mapa legislativo, sino que pondrán a prueba -una vez más- la modernización u obsolescencia de nuestro sistema electoral, con la novedad de que en algunos distritos se estrena la Boleta Única de Papel. En un contexto de intensa polarización y, por ende, con alta demanda de transparencia, la discusión sobre cómo puede contribuir la gobernanza digital, el uso de Inteligencia Artificial y la implementación del voto electrónico adquiere una relevancia político social ineludible.

El análisis de los sistemas electorales en el mundo arroja una revelación: mientras países como Estonia lideran con el voto por internet y transparencia digital o Brasil -que blinda sus urnas con la Votación Paralela-, en la Argentina todavía seguimos votando con la boleta de papel. Un método costoso, engorroso y expuesto a fraude (robo de boletas, actas adulteradas o hasta boletas truchas para impugnar votos). Si bien la incorporación de la BUP en todo el territorio es un avance, todavía quedan dudas sobre el nivel de transparencia.

La implementación estratégica de Inteligencia Artificial (IA) y el E-voting, podría ser la oportunidad histórica para eliminar errores o fraudes, agilizar el escrutinio y desterrar la vieja desconfianza en nuestro sistema electoral. Pero esto solo es posible a través de un gran acuerdo político, en el que el compromiso sea garantizar la transparencia para lograr una mayor participación ciudadana ávida de ejercer su derecho al voto de manera libre y confiable.

Aunque la agilización de resultados y la simplificación de los comicios son ventajas con las que hoy cuenta el Ministerio del Interior, el sistema no termina de consolidarse y afianzarse en términos de transparencia y confiabilidad. La adopción o expansión de herramientas digitales apuntaría precisamente a asegurar la confianza ciudadana en el proceso electoral. Para el Gobierno, cuyo futuro legislativo y capacidad de impulsar reformas dependen de los resultados del 26 de Octubre, garantizar un recuento de votos transparente sería un punto a favor ante la ciudadanía, no sólo en cumplimiento de un deber cívico, sino en materia de gobernabilidad.

¿Cómo aprovechar la experiencia e-voting de otros países?

La gobernanza digital ha redefinido el panorama de la administración pública y la modernización de los sistemas electorales se erige como uno de sus desafíos más críticos. Pasar del sistema de votación tradicional al e-voting generará mayor eficiencia, accesibilidad y agilidad en el recuento de sufragios. Sin embargo, esta promesa está intrínsecamente ligada a la capacidad del sistema para garantizar la integridad del proceso. Y aquí surge nuevamente la incógnita sobre si es posible adoptar la votación electrónica sin sacrificar la confianza ciudadana. Para lograrlo, la verificabilidad de extremo a extremo y la trazabilidad inmutable del voto serán pilares esenciales tanto para evitar el fraude, como para asegurar un recuento de votos transparente y legítimo, fortaleciendo así la credibilidad de la gobernanza digital en su conjunto.

En Sudamérica, Brasil cuenta con un sistema electoral pionero en el uso de la gobernanza digital a gran escala, basado en una urna electrónica para asegurar el conteo rápido y centralizado de los votos. Lo digo con conocimiento de causa, tuve la suerte de participar: tuve la suerte de participar como veedor electoral durante las últimas elecciones presidenciales en 2023. El uso que le dan a IA está enfocado principalmente en la regulación, combatir la desinformación y analizar posibles amenazas durante las campañas.

​Brasil implementó la votación electrónica a nivel nacional en 1996. El método actual se basa en un sistema de votación directa y digitalizado, gestionado por el Tribunal Superior Electoral (TSE) a través de una “urna electrónica”, que consiste en un dispositivo cerrado autónomo (sin conexión a internet) en el que el votante elige a través de un teclado. La seguridad se complementa con la identificación biométrica (huella digital) del elector, que valida su identidad y previene que una persona vote en su lugar o lo haga dos veces. Más de 130 millones de electores ya tenían sus huellas digitales registradas.

​Una vez cerrada la votación, las urnas electrónicas transmiten los resultados encriptados a los centros de totalización, permitiendo anunciar los resultados en cuestión de horas.

​El sistema también incluye diversos procesos de auditoría como la selección de urnas al azar y la simulación de emisión de voto, ingresando en forma manual a la maquina votos precargados por los auditores validando y certificando la seguridad, precisión, certidumbre y transparencia del proceso.

Para esto el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil ha tomado medidas para combatir los deepfakes y la desinformación, mediante la prohibición del uso de IA para crear y propagar contenidos falsos con voces e imágenes de candidatos, siendo esta norma considerada una de las más modernas del mundo.

​Asimismo, las regulaciones contemplan un aviso obligatorio sobre el uso de IA en cualquier contenido de propaganda electoral que haya sido alterado o producido con esa tecnología, sumando a las plataformas digitales para que también implementen mecanismos para impedir o disminuir la circulación de hechos no verídicos.

​Otros ejemplos de implementación de sistemas de votación electrónica y gobernanza digital se caracterizan por la existencia del voto remoto por Internet (I-Voting) y la implementación de máquinas de Registro Electrónico Directo (DRE) en centros de votación. De esta forma, Brasil ha logrado un crecimiento en la participación por internet del 3% en 2007 al 50% en 2023. A través de una App en su teléfono móvil, el votante puede modificar su voto cuantas veces quiera solo siendo válida su última elección.

En los Estados Unidos, debido a su estructura federal, el sistema electoral no es uniforme. La tecnología y los métodos de votación varían significativamente según el estado, a veces incluso entre condados. No obstante, hay ejemplos en varios distritos de aplicación de Escáneres Ópticos (Optical Scanners) -en los que el votante marca una boleta de papel y una máquina escanea y cuenta la boleta digitalmente-, así como la implementación de máquinas DRE (Direct Recording Electronic) con pantalla táctil o botones que registran el voto electrónicamente.

Por otro lado, Francia también implementa tecnología digital para facilitar la participación electoral de sus ciudadanos en el extranjero, que emiten su voto vía internet.

¿Podrá nuestro país llegar a implementar esta tecnología para la elección presidencial en 2027? Es importante destacar que el proceso de transformación de un sistema electoral masivo desde lo analógico a lo electrónico es significativamente extenso, podría llevar de 5 a 10 años, involucrando varias fases: Investigación y Marco Legal; Desarrollo y Pruebas; Implementación Gradual y Adaptación.

Entonces la adopción total del sistema no es inmediata. Pero sí podría implementarse en distritos de menor tamaño que el país, como municipios o provincias; como lo hicieron CABA, Salta y Neuquén. Retomar esas experiencias y mejorarlas en pos de un proyecto nacional que va a demorar años.

La evolución es clave y necesaria. Los sistemas electorales exitosos, como los de Estonia y de Brasil, no se estancan e introducen nuevas capas de seguridad y auditoría en respuesta a la evolución de la tecnología y las amenazas cibernéticas.

En conclusión, la transformación digital del sistema electoral argentino es imperativa para alinearse con los estándares de eficiencia y seguridad a nivel internacional. Sin embargo, este proceso debería ser liderado por la Justicia Electoral y sostenido por un acuerdo político sólido y un riguroso marco de auditoría y ciberseguridad.

La implementación del voto electrónico y la incorporación de IA como mecanismo de control, no es meramente una actualización burocrática, es la oportunidad histórica para saldar una deuda con la República, elevando la transparencia y la confiabilidad del voto, el derecho sagrado de cada ciudadano a elegir a sus gobernantes.

MBA especialista en gobernanza digital e IA

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/voto-digital-e-ia-para-evitar-fraudes-y-garantizar-la-transparencia-electoral-nid26102025/

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